El uso adecuado de mayúsculas y minúsculas es fundamental para una correcta escritura en español.
Las mayúsculas se utilizan al inicio de un escrito, después de un punto y en nombres propios. Por ejemplo, "Era un día soleado y Pedro salió a pasear por el parque". En este caso, "Era" y "Pedro" comienzan con mayúscula.
El uso de las mayúsculas
El uso de la mayúscula para encabezar palabras o nombres específicos, como los nombres propios en español (y otras lenguas romances), es una convención establecida en el siglo XII, la cual se desarrolló como una forma de facilitar la lectura y la comprensión del texto, así como para marcar el inicio de un capítulo o párrafo. Además, el empleo de mayúsculas para distinguir los nombres propios de los sustantivos comunes es una práctica que se ha mantenido también en otros idiomas (Le entregó una rosa a Rosa).
También se emplean en apellidos (García, Santamarta, López…), y en títulos honoríficos y tratamientos de dignidad (Señor, Doctora, Monseñor…) o su abreviatura (Sr., Dra., Mons…) Además, los nombres de festividades religiosas o civiles (Navidad, Día de la Hispanidad, Fiesta del Pilar…), también se escriben con mayúscula inicial.
Las abreviaturas de los elementos químicos también deben llevar una mayúscula (Helio: He, Magnesio: Mg, Oxigeno: O, Zinc: Zn…).
No se debe olvidar las mayúsculas de los acrónimos y organismos (RAE: Real Academia de la Lengua, OMS: Organización Mundial de la Salud…) e incluso del nombre de fenómenos meteorológicos como un viento (Tramontana, Mistral, Cierzo…).
Existen varios casos en los que no se debe utilizar la mayúscula en español y, a pesar de que es común encontrar escritos en los que se usan, se deben poner en minúsculas. Algunos ejemplos son:
Los meses del año (enero, febrero, marzo…), los nombres de los días de la semana (lunes, martes o miércoles…), los puntos cardinales (norte, sur, este y oeste), las estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno), las notas musicales (do, re, mi…), los movimientos artísticos o culturales (como impresionismo, surrealismo, cubismo…), los gentilicios (español, francés, italiano…), o los títulos nobiliarios, eclesiásticos, cargos públicos y grados militares (como duque, obispo, papa, jefe, presidente, rey, teniente general, juez…).
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